Y es que desde mis veintitantos tengo la sensación de que el tiempo vuela. Pero desde que nació mi primer hijo, el tiempo ha empezado a ir todavía a más velocidad. Si tienes hijos o hijas, seguro que sabes de lo que te hago. Y me da pena pensar que la infancia de mis hijos se me escapa entre los dedos inmersa en el día a día, el estrés y las rutinas.
Es por esto que me he propuesto tratar de vivir más despacio, más consciente, y disfrutar cada uno de sus logros y momentos, por rutinarios que sean.
Los recuerdos del primer año del bebé que llevar al futuro
El embarazo y el parto
El primer recuerdo que tengo junto a mi bebé es, como no podía ser otro, el día del parto. Ya ha pasado casi un año pero lo recuerdo como si fuera ayer. Lo que sucedió cada minuto, la emoción que había en el ambiente cuando salió, la primera vez que la vi y que la tuve en brazos, el inicio de la lactancia… La verdad es que fue un parto tan bueno que lo recuerdo con mucho cariño. Aún así, quiero escribir el relato de este día para evitar que se me pierdan los detalles para el futuro.
Y por supuesto, además, del parto, está el embarazo. La sensación de la barriga, las pataditas, la cuenta atrás de las semanas… todo esto se va olvidando con el tiempo. Por no mencionar los miedos que conlleva el embarazo de un bebé nacido tras un aborto espontáneo.
Por suerte, tengo mis recuerdos del embarazo guardados en un diario de embarazo que fui rellenando durante los tres trimestres. Yo no paso embarazos demasiado buenos (tampoco demasiado malos) pero tiendo a idealizarlos después. Así que va bien tener un testimonio real de lo que fui pasando y pensando en realidad durante los 9 meses de embarazo.
Sus primeras veces
El primer año del bebé está lleno de primeras veces. Y todas ellas suponen una gran emoción para sus familiares cada vez que alcanza un nuevo hito.
Una de ellas es su primera sonrisa. La primera vez que te mira y te devuelve una sonrisa consciente, ¡es magia! Unas semanas después, le siguen sus primeras carcajadas. Son verdaderamente contagiosas.
Conforme pasan los primeros meses, van interactuando más con nosotros y llegan sus primeros aprendizajes. Por ejemplo, el primer aplauso, o aprender a decir “Hola” con la manita. También llegan sus primeros balbuceos, el primer “ajo”, el primer “mamá” o “papá”… Es muy emocionante cuando ya se dirige a ti sabiendo lo que dice.
Un poquito más adelante, quizá ya pasado el primer año del bebé, comienzan a desplazarse por sí solos/as. Ya sea reptando, gateando o caminando, sus primeros movimientos también son de lo más divertidos.
La rutina durante el primer año del bebé
El día a día quizá pasa más desapercibido, pero son cosas que a la larga echamos de menos y nos gusta recordar. Un bebé cambia totalmente nuestra rutina (o la adapta si no es el primer bebé) y es curioso recordar cómo hemos ido haciéndonos a convivir con un recién nacido.
Empezando por la lactancia (natural o artificial) y siguiendo con la alimentación complementaria, la hora del baño, los paseos, la siesta, la rutina para ir a dormir… el cómo nos organizamos día a día con el bebé es algo que me gustará recordar en el futuro.
Las etapas que va quemando
Una de las cosas que más nostalgia me está dando con mi bebé, es ver cómo vamos quemando etapas. Es probable que sea el último bebé en esta casa (snif), y por eso con ella me da más pena ver cómo van quedando atrás ciertas cosas.
Por ejemplo, pasar del capazo a la silla de paseo, comenzar a usar la trona, el fin de la lactancia… Por no hablar de cuando recogí en el armario mi ropa premamá. ¡Se me caía la lagrimilla!
Pero bueno, la vida son etapas y las que vienen son de lo más emocionantes también. Pero al menos, trato de ir anotando los recuerdos y las cosas que no quiero que se me olviden de cada una de las etapas que vamos pasando. Luego hace mucha ilusión recordarlo.
Brazos, brazos y más brazos
Una de las cosas que voy a recordar con más cariño es la de tiempo que he tenido a mi hija en brazos durante su primer año. ¡Ha sido mi pequeña koala! He tenido la suerte de poder adaptar mi trabajo para poder pasar más tiempo del habitual con ella durante sus primeros 12 meses. Y además, los brazos no han faltado durante este tiempo. Tampoco el porteo, con fular o con la mochila portabebés. La estoy disfrutando mucho.
Eso sí, viendo lo rápido que ha crecido el mayor, no paro de pensar que antes de que me de cuenta habrá crecido también y no podré tenerla tanto encima. Aunque a veces se hace agotador una demanda tan fuerte de “mamá”, lo cierto es que me da pena pensar en perderlo y lo recordaré con mucho cariño. Sobretodo cuando sea adolescente…
Todos estos recuerdos los estoy anotando en su regalo de primer cumpleaños. Así podremos recordarlos juntas en el futuro. ¡Espero que le haga ilusión!
Y a ti, ¿qué cosas te gusta recordar del primer año del bebé? ¿Echas alguna en falta?
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